- - ¿Quién eres tú? – me preguntó.
No me lo podía creer. Estuve a
punto de desplomarme, pero no lo hice. ¿Por qué? No lo sé.
Su voz seguía impulsando palabras
al aire, aunque no entendía ninguna sola, parecían muy distantes de mí. Debía
de tener una cara de horror, porque ella sonreía (quizás) para tranquilizarme.
Intenté decir algo, pero mis piernas ya me estaban llevando lejos de allí. Es
lo peor que pude hacer, dejándola sola con dudas.
Estuve cerca de una hora metido
en el coche, observando aquel edificio que me daba pavor. Nunca me gustó y
nunca me gustará. ¿Qué hacía? Pues podría decir que pensar en cosas triviales
(qué voy a cenar, tengo que ordenar el armario….), y en efecto, estaba pensando
en todo aquello, pero entre cada pensamiento estaba constante lo que hace un
rato había presenciado mi ser, intentando que no surgiera. Fue inútil, me puse
a llorar, solo, en el parking, con un puñado de coches vacíos y alguna luz que
parecía observarme desde aquel edificio. ¿Sería ella? No lo sé. Estaba oscuro y
empezaba a hacer frío. Puse el coche en marcha y me fui.
17 de mayo de 2020
